Puro encanto Rural
Cuando se alcanza este pueblecito alejado de la mano de Dios, uno cree haber aterrizado en otro planeta. Un planeta donde las preocupaciones y las prisas dejan de existir. Bermiego es uno de esos lugares donde las agujas del reloj se paran. Un auténtico museo natural, donde los arboles cobran vida.
De entre sus muchos atractivos, el texu o tejo milenario, es uno de los más célebres. Muchos vienen a esta aldea para verlo, cuando se topan con otras muchas sorpresas. Leyendas, hórreos, fuentes o una capilla son algunas de ellas. Las callejuelas de Bermiego trasladan al viajero a épocas medievales.
Al visitar este pueblo, el visitante camina tranquilo, entre hórreos y fuentes. Los hórreos, de madera, trazados con figuras geométricas, conservan su esencia rupestre.
El texu o tejo milenario, es uno de los Monumentos Nuturales más importantes de Asturias y se haya, además vinculado a la mitología celta. Con sus más de seis metros de diámetro y las bayas venenosas que adornan sus hojas, invita a contemplar, desde las alturas, el pueblo de Bermiego.
Su sola presencia, impone.
Pero las historias relacionadas con el misticismo, aun más.
Este peculiar árbol, se suele asociar a la vida o la muerte.
Cuenta la leyenda que los astures se suicidaban con el veneno de sus bayas para no ser capturados por el imperio romano. Para las batallas, se construían arcos y flechas venenosas con su madera.
El Tejo de Bermiego.
Uno de los guardianes del tiempo en el paraíso.